Desde el instante en que te vi una sonrisa afloró a mi rostro y detrás de ella la promesa de muchas más. Tú, con tu madurez e inteligencia separabas tus pequeños labios rosados para derramar tu candidez infantil en cada gesto, y Yo con mis grandes y firmes manos me deleitaba en tirar de tus coletas para llamar tu atención cuando mirabas a la nada, cuando tus frases se quedaban en el aire con esos ojos grandes y curiosos enmarcados por pestañas infinitas puestos en el horizonte.
Nuestra relación no puede describirse de ninguna forma comprensible para muchos, no creo que muchos hayan sentido ese deseo protector de esconderte en su pecho cada vez que te abrazaban, quizás no supieron disfrutar de la nenita caprichosa que daba toquecitos incómodos buscando atención y cuidados, o quizás es que no tuvieron la suficiente mano firme para enrojecer tus nalgas cuando te volvías insoportable por una simple caricia que escondía el tímido deseo de un contacto más intenso...
Yo que te he vestido y te he desnudado de tus ropas en tonos rosas y blancos, de pijamas y accesorios de lolita que causaban miradas de extrañeza, que he pervertido tu inocencia y he sacado a la niña puta y complaciente que por una piruleta saciaba con su lengua las partes más intimas de mi cuerpo, yo me considero afortunado.
Afortunado de malcriarte con dulces y caricias, de castigarte de cara a la pared y azotarte hasta que tu labio temblaba, tu mirada se tornaba húmeda sollozante, y de mimarte luego y recompensarte en cada logro, de sonreír de forma casi constante por tus ocurrencias y tu felicidad perfecta y sincera, que quizás para otros era nimia y tonta, pero para mi un autentico tesoro.
Afortunado de malcriarte con dulces y caricias, de castigarte de cara a la pared y azotarte hasta que tu labio temblaba, tu mirada se tornaba húmeda sollozante, y de mimarte luego y recompensarte en cada logro, de sonreír de forma casi constante por tus ocurrencias y tu felicidad perfecta y sincera, que quizás para otros era nimia y tonta, pero para mi un autentico tesoro.
Afortunado de cada papi que brotaba de tus pequeños y rosados labios y de esos pequeños besos antes de quedar dormida abrazada sobre mi pecho.
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